Él cuida de ti

Hace unos días fui testigo de un pequeño milagro en mi jardín.  Hay momentos que son sutiles recordatorios de la gracia y misericordia de Dios para cada día de nuestras vidas.

Entré corriendo a la cocina, a preparar el desayuno, pues teníamos que salir con mi hija a un partido.  Y de repente, lo vi.  Chiquito y sin moverse, estaba pegado a la puerta de vidrio que da al jardín.  Intenté abrir la puerta, pero no hubo ninguna reacción.  Fui a buscar una toalla para poder moverlo y descubrí pequeñas huellas de su recorrido por todo el comedor y la sala de mi casa, seguro estaba exhausto, buscando sin éxito una salida que le permitiera regresar con sus papás.  Desde la tarde anterior, dos pájaros habían estado gritando/llamando, acercándose cada vez más, pero con cautela, a mi casa.   Yo había cerrado la puerta para evitar que se quedaran atrapados, sin percatarme que se trataba de una misión de rescate, pues su pequeño pichón estaba adentro, seguramente aterrado y sin poder salir.

La situación sobrepasaba, por mucho, las habilidades del pichoncito, y necesita la intervención de alguien más grande que pudiera liberarlo de la prisión en que se encontraba.

Así como el pichón, muchos de nosotros buscamos libertad donde no la hay.  El pecado nos vende la ilusión de que podemos hacer lo que nuestro corazón desee sin ninguna consecuencia, nos dice que podemos forjar nuestra propia libertad, pero sin excepción, el precio del pecado es dolor, desesperanza y muerte.  Nos encontramos indefensos, desvalidos, necesitados desesperadamente de un Salvador.

“Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el momento preciso y murió por nosotros, pecadores.” Romanos 5:6 NTV.

Que alivio saber que, en medio de nuestra incapacidad, Cristo vino a salvarnos y alcanzar aquello que jamás podríamos en nuestras fuerzas. Absolutamente nada de su glorioso plan de salvación depende de nuestro desempeño o habilidad, éramos incapaces de acercarnos a Él y, sin embargo, nos amó.  

“Pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.” Romanos 5:8 NTV

Su sacrificio vino no solo a darnos redención sino ha restaurado nuestra relación con Él, y nos capacita para conocerle, amarle.

“Así que ahora podemos alegrarnos por nuestra nueva y maravillosa relación con Dios gracias a que nuestro Señor Jesucristo nos hizo amigos de Dios”. Romanos 5:11 NTV

“Les daré un corazón que me reconozca como el Señor.  Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón”. Jeremías 24:7 NTV

Conocer estas verdades es diferente a vivirlas.  Nuestro corazón es necio y olvidadizo, empeñado en hacer lo que quiere.  Somos como el pichón viendo la libertad a través de una ventana, incapaces de llegar a ella.  Solo en la rendición completa de nuestra vida a los pies de nuestro Salvador es que podemos encontrar la libertad y vida plena que anhelamos.  Cada día hay cosas que debemos rendir a sus pies, clamemos al Señor por ojos abiertos, oídos atentos y corazones dispuestos a medida que escudriñamos su Palabra y Él nos muestre esos rincones oscuros de nuestro corazón que necesitan de su luz y restauración.

Contra todo pronóstico, el pichón sobrevivió y aunque por varios días no pudo volar, me da alegría contarles que ya es capaz y está de regreso en su nido. Sus padres no pudieron salvarlo, así como tampoco nosotros podemos salvar a nuestros hijos, eso solo es obra de Dios, pero día con día, venían a mi jardín a dejar pequeñas semillitas para alimentar a su pequeño.

Que maravilloso recordatorio, nuestra tarea como padres es, día con día, sembrar en nuestros hijos pequeñas semillas de la Palabra (que Dios nos da) y luego descansar en el amor y cuidado del Señor para que Él los atraiga a sí y les dé un corazón capaz de reconocerlo y amarlo.  

David y Glenda Coronado

Caminamos juntos como esposos y papás de Ana Sofía y Emma. Reconocemos nuestra necesidad de la gracia de nuestro Salvador, de crecer y aprender en Él.  Anhelamos ver una generación que le conozca y ame. Ambos ingenieros con estudios en tanatología. 

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